"He aquí que el silencio fue integrado por el total de la palabra humana, y no hablar es morir entre los seres: se hace lenguaje hasta la cabellera, habla la boca sin mover los labios, los ojos de repente son palabras... Yo tomo la palabra y la recorro como si fuera sólo forma humana, me embelesan sus líneas y navego en cada resonancia del idioma..."
-Pablo Neruda


martes, 10 de marzo de 2009

Agnes Gonxha Bojaxhiu - Teresa de Calcuta

Parte de mi muy humilde homenaje a lo que serán las 10 mujeres de más peso en mí, en este mes en el que el mundo les honra, debiendo honrarles siempre.

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¿Quien no conoce de ella?

Una mujer de esas que deberian existir en todas las religiones; quizas ello ayudaria a quienes la simple palabra religión nos causa prurito, y aun si no lograran acercarnos a su fé, qué diferente sería el mundo.

Nació en 1910, y fué el 17 de agosto de 1948 cuando se vistió por primera vez con el ahora recordado sari blanco orlado de azul y atravesó las puertas de su amado convento de Loreto para entrar en el mundo de los pobres, que es el mundo de verdad. El 21 de diciembre va por vez primera a los hogares incrustrados en esos barrios pobres. Ese día (y desde entonces) visitó familias, lavó las heridas de algunos niños, se ocupó de un anciano enfermo que estaba extendido en la calle y cuidó a una mujer que se estaba muriendo de hambre y de tuberculosis.

A partir de ahí, su esfuerzo diario era servir a su Dios en “los no deseados, los no amados, aquellos de los que nadie se ocupaba” como ella lo describía.

Murió entre los más pobres entre los pobres; enfermos de lepra y de muchas otras enfermedades que castigan a quien ya antes la pobreza los había golpeado.

Sus manos jamás negaron la caricia, ni escondieron el enorme amor que su corazón almacenaba. Adoptó a los no deseados, levantó a los que otros desechaban, acarició leprosos, besó a quienes habian crecido sin amor, y cambió la vida de todos cuantos le conocieron.



"Un día, saqué a un hombre de una cloaca.
Su cuerpo estaba lleno de llagas.
Lo llevé a Nirmal Hrday,
que es la casa del amor en acción.
Lo limpiamos,
lo bañamos y curamos sus heridas.
Durante todo ese tiempo nunca se quejo

y no había rastros de miedo en su expresión.
Lo único que me dijo fue:
'Siempre viví como un animal en las calles,
pero ahora voy a morir
como un ángel'.
Me sonrió de un modo bellísimo y murió.
Su sonrisa permanece
siempre
en mi mente y en mi corazón.
Es de la más hermosas que he visto
"
-Teresa de Calcuta

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