HOY, tercera parte

El evento estaba a minutos de iniciar, y fuí invitado a suplir a quien debía conducir la ceremonia.

Mi plan era hacer acto de presencia, y retirarme veinte minutos despues a descansar por necesidad física, pero siempre son más fuertes las miradas de esos niños, y con orgullo tomé el micrófono y conduje el evento de principio a fin.

La mitad de los niños no habían podido llegar. Nada diferente a otras ocasiones.

Sus cuerpos son pequeños, y los efectos de la quimioterapia son terribles a su edad. Otros estaban internados, y debí enviarles sonrisas hasta esos cuartos de aquel hospital.

Estaban ahí grandes personalidades del gobierno municipal, y otras figuras del quehacer social y médico de mi localidad; y vez tras vez escuché en los saludos de ellos, que conocian de mi labor y me felicitaban.

No me honra estar en la mente de ellos.

Me honra estar en el corazón de mis niños.

Por ellos entregué la poca voz que me quedaba después de varios días con fiebre.

Por ellos caminé orgulloso entre esos niños que corrian a abrazarme.

Por ellos sigo llorando/sonriendo solo de recordar sus rostros felices.